En Necoclí, un municipio situado en el Golfo de Urabá y al norte de Colombia, las autoridades han declarado calamidad pública debido a la llegada masiva de cerca de 15.000 migrantes provenientes de diferentes partes del mundo. Todos comparten un mismo objetivo: llegar a Estados Unidos. En su mayoría son migrantes africanos y haitianos que residían en Chile y ahora buscan nuevos horizontes para ellos y sus familias. En medio de la masiva llegada, las restricciones por las condiciones climáticas y por el escaso transporte marítimo, estos migrantes están varados a la espera de un boleto para abordar las lanchas que los llevarán hasta Capurganá, municipio fronterizo con Panamá y entrada a la peligrosa selva del Tapón del Darién. Las autoridades locales están solicitando al gobierno del presidente Iván Duque una pronta intervención para mitigar los impactos de una inminente crisis que ya provocó el colapso de los servicios públicos, al igual que el desabastecimiento de comida y medicamentos.